Era la media mañana de principios de Mayo de 1981, pero un día más de duro trabajo en uno de los campos de tabaco en la diminuta aldea de Medjugorje. Los rostros ajados de estas dos mujeres evidenciaban años de intenso trabajo.
La monotonía y la presión de la difícil labor eran contrarrestadas por el rezo continuo del Santo Rosario en un tono tranquilo y en voz baja, mientras trabajaban una frente a la otra. Esta mezcla de trabajo y devota oración era un modo de vida entre las mujeres ancianas de la aldea y así había sido por generaciones.
De pronto, la primera mujer se quedó callada mirando algo. Movió la cabeza, se rascó los ojos y volvió a mirar. Ahí en una clara visión salida de un rayo de luz, flotando estremecedoramente en dirección suya por encima del surco de plantas de tabaco, estaba lo que parecía ser un antiguo carro tirado por dos caballos blancos. Se movía ininterrumpida pero silenciosamente, pasando lentamente sobre ella. Tal como fue, ella vio que el carro llevaba a un hombre muy anciano con barba y cabellos blancos y largos. En eso la visión desapareció lentamente, mientras la mujer, percibiendo algo espiritual en el misterioso fenómeno, confirmó lo que sus ojos habían visto con la señal de la cruz. Luego regresó automáticamente a su trabajo.
Cuando se encontró con su compañera a mitad del surco, hicieron una pausa y se miraron la una a la otra. Titubeando la mujer hizo un gesto en dirección donde la visión había desaparecido y preguntó: ¿Lo viste? “Si”, respondió su compañera, asintiendo suavemente con la cabeza “si, lo vi”. Después de un prolongado silencio, cada una volvió a hacer la señal de la cruz y reanudó el trabajo en las plantas de tabaco.
Varias semanas después en Medjugorje una hermosa y joven mujer identificándose como la Santísima Virgen María, hizo su primera aparición en la ladera de una colina a seis jóvenes croatas.
Este fue el principio de lo que serían las apariciones sobrenaturales diarias que llevarían a la aldea, la región, y eventualmente al mundo entero a alturas espirituales insospechadas.
(Extracto del libro: La Cosecha Final. Wayne Weible)
“Mientras iban caminando y hablando, un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre los dos, y Elías fue arrebatado en un torbellino hacia el cielo” 2 Reyes 2, 11-12
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