Hoy ha estado lloviendo todo el día, así que decidí quedarme en el apartamento haciendo cosas de la casa y trabajando en la planificación de nuestras próximas peregrinaciones hasta la hora de irnos al programa Vespertino de la Parroquia.
El sillón en el que trabajo está situado enfrente de la puerta de la terraza y desde allí veo directamente al Monte de las Apariciones, cada vez que levanto la mirada, la imagen de la Gospa está enfrente de mí.
¡Que dicha!, pensé. Estar en está época del año, tan importante para la Iglesia Católica, en un lugar Santo como este, y donde la misma Madre de Dios te prepara para el nacimiento de Su hijo Jesús. Porque eso es el Adviento, preparase con el corazón durante cuatro semanas para el Nacimiento de nuestro Salvador y Redentor.
Es el momento perfecto para comenzar de nuevo, para replantearse las prioridades y saber darle a las cosas el lugar que realmente tienen. Muchas veces nos perdemos en las fiestas, en los regalos, en las infinitas actividades sociales de la época y no dedicamos tiempo a prepararnos interiormente, a escuchar a Nuestra Madre del Cielo que viene hace más de 40 años a enseñarnos cómo poner a Su Hijo en el Primer Lugar de nuestras vidas. En Su mensaje del 25 de noviembre, hace 2 días, nos dice: - ”Dios os está llamando a ser ORACIÓN, AMOR Y EXPRESIÓN DEL CIELO AQUí EN LA TIERRA“. Qué fuerte! Como lograrlo? Sólo a través de la preparación de nuestro corazón en estas cuatro semanas de Adviento, asistiendo lo mas posible a la fuente del amor que es la Santa Misa.
Les seguiré contando…