Medjugorje, es una aldea pequeña, rural y que no se distingue de cientos de otras aldeas dispersas a lo largo de la región montañosa de la que forma parte; esto es a excepción de la Cruz en la cima de la montaña que mira al valle. Un monumento de concreto de 15 toneladas y 36 pies de altura refleja fielmente el carácter y la fe de los aldeanos. Cuentan, además, que una reliquia auténtica de la verdadera Cruz de Cristo está empotrada en el eje que forma la Cruz.
La mayor parte del occidente de Hercegovina es pobre y subdesarrollada, con pocas industrias. El suelo de la región es duro y pedregoso, pero una vez despejada, la tierra es excelente para los cultivos. Después de una labor manual extremadamente ardua, se vuelve buena tierra que provee espléndidos frutos.
A través de los años de trabajar la tierra, los residentes de la región se han vuelto inquebrantables, la resistencia es algo obligado y esto fue también la raíz de una fuerte adhesión a su fe católica. La Gospa, como ellos la llaman, encontró mucha fe en este lugar y desde allí está transformando al mundo entero.
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