El día 25 de junio de 1981
Dice Jakov (el más pequeño de los videntes)
“Lo que mejor recuerdo, hasta el punto de que se ma ha quedado grabado en lo más profundo del corazón (fue el momento crucial de toda mi vida), fue cuando me arrodillé frente a la Santísima Virgen y la miré a los ojos. En ese momento sentí que la Virgen María era mi Madre.
Hasta el día de hoy mucha gente me pregunta sobre su rostro, sobre su físico. Es realmente bellísima, pero yo he experimentado la belleza de la Santísima Virgen a través de la mirada de sus ojos, pues lo que vi en Ella más que nada, fue su infinito amor, el que irradian sus ojos. Esto fui capaz de percibirlo con extraordinaria claridad a pesar de ser tan solo un niño. Como un hijo verdadero, sentí Su protección y Su amor por mí. Me sentí abrazado por Ella como una Madre muy atenta hacia su hijo. Eso para mí fue lo más hermoso, ya que en ese instante caí rendido ante Ella como Madre y la acepté con todo mi corazón.”
Texto del libro: “Medjugorje, Los primeros siete días” Darko Pavičić.
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