Durante una aparición, Mirjana explicó a la Virgen que la gente los consideraba epilépticos, drogadictos y le rogó que les ayudara. La Virgen los tranquilizó: “Mis ángeles, las injusticias han existido siempre. No les tienen que prestar atención”.
Después de estas palabras, la Señora desapareció y los chicos se quedaron rezando. Mientras descendían, Ella se hizo ver otra vez y los saludó: “Mis queridos ángeles, id en La Paz de Dios”
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