El segundo día de las apariciones 26 de junio de 1981, Vicka, Mirjana, Ivanka, Iván, Marija y Jakov se encontraban en la ansiosa espera y preguntaban permanentemente qué hora era, ya que para ellos el tiempo parecía transcurrir muy lentamente. Temían haber hecho o dicho algo inconveniente y que como consecuencia de ello Nuestra Señora hubiera decidido no aparecer nunca más frente a ellos. A eso de las 5:00 pm se encaminaron los seis videntes hacia el monte. También Milka (hermana de Marija qué vió a la Virgen el primer día de las apariciones) fue con ellos, con la esperanza de poder ver de nuevo a la Virgen, pero sólo vio lo que vieron todos los demás presentes: Un triple relámpago anunciaba que la Virgen vendría a la misma hora que lo hizo los días anteriores.
Ahí estaba Ella, en la colina pero mucho más arriba que los otros días. Empujados por una fuerza misteriosa, los videntes “volaron” sobre la cuesta. Se pusieron de rodillas delante de la roca rodeada por matas y comenzaron a rezar el Credo, los siete Padre Nuestros, Ave Marias y Glorias, tal como había sugerido la abuela de Mirjana.
Luego Vicka tomó el frasco que contenía agua bendita y la derramó toda sobre la aparición: y mientras hacía la señal de la cruz, pronunció la fórmula:
_ En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo! Si eres la Gospa quédate con nosotros, si no lo eres, vete!
Escuchando esto la Virgen complacida, sonrió.
Atreviéndose Mirjana preguntó a la misteriosa Mujer, quién era Ella.
_ Yo soy la beata Virgen María, fue la respuesta.
¿Porqué nos has elegido?
Iván uno de los videntes le preguntó a la Virgen
_Gospa, porqué nos has elegido precisamente a nosotros, entre otros jóvenes?
Ella respondió: _ No elijo siempre a los mejores
Ivanka quiso saber por qué la Virgen había aparecido entre ellos y qué quería. La Madre miró a la gente que se encontraba reunida y mirando fijo a cada uno de ellos, contestó:
_Para teneros todos unidos, porque sois todos buenos creyentes.