La Reina de los Profetas nunca ha sido tan explícita como ahora, y esto no es casual (Mensaje del 25 de julio de 2019 : “¡Queridos hijos! Mi llamado para ustedes es la oración. Que la oración sea para ustedes alegría y una corona que los une a Dios. Hijitos, vendrán las pruebas y ustedes no serán fuertes y el pecado reinará, pero sí son míos vencerán, porque su refugio será el Corazón de mi Hijo Jesús. Por eso, hijitos, regresen a la oración hasta que la oración se convierta en vida para ustedes, de día y de noche. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!” ). Lo que decididamente no debemos hacer es ignorar su advertencia, porque no es una broma. Desde hace 38 años nos viene mostrando el camino de la paz e incluso el de la prosperidad. A pesar de sus advertencias sobre los riesgos que corremos si no hacemos caso a sus palabras, la respuesta de sus hijos ha sido muy tibia. María nos anuncia que los tiempos que están acercando muy rápidamente serán muy duros. ¡Ya todos de una manera u otra los estamos padeciendo! ¡Kyrie Eleison! Pero esto no es el fin del mundo. También, María nos habla de generaciones futuras, nos “prepara para los Tiempos Nuevos” y por supuesto para el triunfo de su Corazón Inmaculado. Advirtamos que cuando una mamá prepara a su hijo para algo, no lo prepara para un acontecimiento lejano que él no conocerá. Al contrario, ella lo prepara para lo que él verá con sus propios ojos. Con otras palabras, ¡tú y yo veremos sin duda estos “Tiempos Nuevos”!
Todo triunfo es precedido por un conflicto o por una batalla, porque no se triunfa sobre la paz. Estamos metidos de lleno en la refriega: ¡esto salta a la vista! ¡Cuántas heridas y sufrimientos! Cuanto más nos acercamos al triunfo, la batalla se vuelve más encarnizada porque el enemigo, viendo llegar la hora de su derrota, se comporta como un animal herido a muerte que, antes de desplomarse, multiplica sus agresiones.
Con Dios nunca es demasiado tarde. Si ya no se puede impedir el tiempo de la tribulación, ésta puede ser suavizada y abreviada. No deseo en absoluto detallar qué pruebas nos esperan, sino que nos concentremos más bien en los medios que atraigan sobre nosotros las gracias de Dios y su extraordinaria misericordia. De esta manera podremos sobrevivir en medio de olas, demasiado elevadas para nosotros.
Toda auténtica profecía contiene su parte de esperanza, y hoy en día María vuelve a decirnos dónde buscar el verdadero refugio, en Aquel que no nos engaña: el Corazón de su Hijo Jesús, que permanecerá siempre presente por medio de la Eucaristía. “está siempre vivo con ustedes en la Eucaristía, porque la Eucaristía es su Corazón. La Eucaristía es el corazón de la fe. Él nunca los ha abandonado, aún cuando han procurado alejarse de Él”. También dice: “Aquellos hijos míos que tienen fe – la verdadera fe – son felices a pesar de todo porque han comenzado a vivir en la Tierra la felicidad del Cielo”. Tienen la verdadera fe aquellos que adhieren a Cristo con todo su ser.
Las seguridades que nos propone el mundo y su materialismo a ultranza no pueden garantizarnos nada. Si tomo un seguro de vida, ¡sólo será efectivo cuando ya esté muerto! Solamente Jesús es nuestra verdadera seguridad, nuestro refugio seguro, ¡nuestro verdadero seguro de Vida!
Fuente “Children of Medjugorje
www.sremmanuel.org
gospa.espanol@gmail.com
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