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Familiares traían a sus enfermos y discapacitados


Los padres de un niño discapacitado pidieron a los videntes que ellos intercedieran en favor de su hijo.

El pequeño no podía ni oír ni hablar y cojeaba al caminar. Ellos le preguntaron a la Virgen y después de mirar al niño y a sus padres por largo rato, Ella dio una respuesta:

- “Que crean firmemente en su curación. Vayan en la paz de Dios”.


Los padres del niño se sintieron desilusionados ante esta respuesta: Habían esperado la curación instantáneamente de su hijo. La Virgen, sin embargo, les estaba pidiendo que oraran, que tuvieran fe y confianza. Con todo, ellos obedecieron.


Más tarde esa noche, cuando viajaban en auto de regreso a casa, la familia se detuvo en un pequeño restaurante. De pronto, el pequeñín agarró una taza, golpeó con ella la mesa y dijo: ¡Mami, quiero leche! Poco tiempo después él pudo oír y hablar, y pronto estuvo correteando y jugando con otros niños.


Al difundirse la noticia de esta sanación, las súplicas pidiendo una curación crecieron día con día. La Virgen respondió de un modo muy humano un día, cuando, con una sonrisa, elevó sus manos, volvió sus ojos al cielo y exclamó:

- “¡Dios ayúdanos a todos!”

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