Hace unos días estaba revisando Facebook y de repente me salió la imagen de cómo, según la Sábana Santa, quedó el cuerpo de Jesús después de la flagelación.
¡Me impresionó sobremanera! Ya había visto esa imagen pero hoy fue diferente, quizá mi corazón se está abriendo a la gracia de Dios. Me fijé en cada detalle y pensaba: ¡Qué crueldad! ¡Qué malos hemos sido los humanos!
En la parte de la espalda, Jesús, ya no tenía carne prácticamente, solo se le miraban los huesos pelados. ¡No puedo imaginar ese dolor! y eso, solo había sido la flagelación. Faltaba todo lo que pasó después, que tristemente todos sabemos.
Estoy segura que Dios quería que interiorizara en mis pecados y que hiciera un buen examen de conciencia, porque esa misma tarde en la misa el padre habló acerca de eso. Dijo: -“¿Ustedes han visto la película de la Pasión de Mel Gibson? ¿Saben porqué cuesta tanto ver cuando flagelan a Jesús?, ¿Saben porque retiran ustedes la mirada en ese momento?” Todos callados, un silencio profundo en la iglesia.
-”No podemos mantener la mirada”, dijo, -”Porque vemos nuestros pecados, es la vergüenza que sentimos al ver nuestra miseria y nuestra faltas lo que hace que retiremos la mirada. Nuestra falta de amor e indiferencia por la necesidad del otro, nuestro egoísmo y nuestra falta de caridad hacia el prójimo”.
Fuerte, ¿Verdad? Cuando tengamos nuestro juicio personal o venga Jesús por segunda vez, lo que llegue primero, es vernos al desnudo como Adán y Eva lo que no vamos a soportar. Por eso nuestra Madre viene insistentemente TODOS LOS DIAS a decirnos cómo trabajar en nuestra conversión, cuál es la manera más fácil de llegar a la meta que es el Cielo. No desaprovechemos este tiempo de Gracia, este tiempo de Misericordia, este tiempo de Adviento. Hagamos una buena confesión, corramos arrepentidos al sacramento de la penitencia, reparemos por nuestros pecados y preparemos nuestro corazón para recibir al Niño Jesús que quiere entrar en nuestros corazones para darnos La Paz.
Les seguiré contando…
