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El fin de año en Medjugorje


El 31 de diciembre, último día del año de 2021 fue super especial.

Hicimos el intento de subir el Monte Krizevac, en varias ocasiones durante el período que estuvimos en familia en Medjugorje, pero siempre pasaba algo, por lo que no lo lográbamos subir. Ya a estas alturas del partido, uno va entendiendo que todo es parte del plan de Dios, y Él tenía otra fecha más significativa para nuestra subida al Monte de la Cruz.


El 31 de diciembre que amaneció el día impresionantemente lindo, soleado y a 18 º (verano para nosotros que vivimos en Suecia), decidimos subir el Krizevac.

Cuando estábamos en el lugar donde se hace la introducción del Vía Crucis, agradecimos a Dios por este año, por nuestros peregrinos, pusimos a todos los que se han encomendado a nosotros, pero sobre todo dimos gracias por la gran bendición que teníamos de subir el Monte de la Cruz el último día del año y de poder hacerlo en familia.


No ha sido un año fácil, es más quizás ha sido el más complicado para nuestra familia, hemos tenido que trabajar mucho en nuestra fe y entrega de nuestras cargas a Dios y confiar en Su providencia y entender que el plan que Él tiene para nosotros, supera mil veces lo que nosotros tenemos en mente. Pero ese día, último del año, Dios nos estaba regalando la oportunidad de dejar todas nuestras cargas a los pies de Su Cruz y nos estaba confirmando que nunca se ha separado de nosotros ni un segundo durante este período de prueba. No sé si saben pero la cruz del Krizevac tiene un trozo de la verdadera cruz de Cristo en el cruce de los dos ejes. Así que literal estábamos por comenzar el camino del Calvario. Me transporté a Jerusalén, recreé en mi mente todo lo que pasó Jesús hasta llegar al Calvario.

He subido el Krizevac mínimo 40 veces, que son la veces que he venido a Medjugorje, pero esta subida fué diferente. Desde que empezamos, las lágrimas de emoción empezaron a salir y un sentimiento de dolor de haber ofendido al Dios que tanto amo empezó a pasarme factura. Me imaginaba el daño que en todo este año con mi falta de fe y mi falta de confianza en Él lo habían hecho sufrir, y Él en pago me había llevado 44 días a Medjugorje y había planificado que estuviera a los pies de Su verdadera Cruz el último día del año: Que amada me sentía! Fue el Vía Crucis que más he vivido y el que más he sentido. Cuando llegamos a la cima, fue maravilloso ver tanta gente entregando su año y pidiendo bendiciones para este nuevo año.

Bajé renovada y llena del amor de Dios, de mis hijos y de mi esposo. Ya en la tarde nos preparamos para asistir a la última Adoración del Año, tuve el privilegio de estar enfrente de la custodia, así que tenía a Jesús enfrente de mi sin que nadie me cubriera. Le decía:

- “Hoy si me había regalado pase VIP!” porque estaba sentada y enfrente de Él. Cómo disfrute esa Adoración. Luego la última misa del año con el coro del festival de la Juventud y para terminar fuimos a cenar donde Vlado que muy feliz nos atendió con mucho amor y como siempre con gran alegría nos sirvió un banquete digno de celebración de Año Nuevo. Ha sido una celebración increíblemente bendecida, Dios nos dejó lo mejor para el final de año, no hay duda que Dios tiene la última palabra.


Les seguiré contando…



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