En respuesta a las insistentes preguntas de los jóvenes de cómo iban a ser capaces de seguir adelante como videntes, se les mostró la Cabeza de Jesús en una visión y ellos pudieron ver claramente Sus ojos cafés, Su barba y Su larga cabellera. Está visión les fue dada, a fin de prepararlos para el sufrimiento y la persecución que habrían de enfrentar como videntes.
María les dijo: - “Angeles míos, les envío a mi Hijo Jesús, quien fue torturado por Su fe y no obstante, lo soportó todo. También ustedes, ángeles míos, lo soportarán todo.”
Ella les imploró que oraran y que tuvieran fe, porque iban a superar esa amenaza y el escepticismo inicial. “¿Cómo debemos orar?, preguntaron ellos.
- ”Sigan rezando la Oración del Señor, el Ave María y el Gloria siete veces, pero añadan también el Credo. Adiós, ángeles míos, vayan en la paz de Dios.”
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